Tras una larga (larguísima!) pausa vuelvo por esos lares justo a tiempo de celebrar la Semana Santa. Yo no soy religiosa, pero me gusta la tradición y sobre todo, como os podréis imaginar, la tradición gastronómica, muy importante también estos días. No voy a ser muy original, como digo, en estos casos me gusta la tradición, y por eso hoy os traigo unas torrijas. Uno de los postres por excelencia de estos días y que a mí me encantan. Nunca antes las había preparado y, siguiendo la receta de mi hermano, me han quedado fabulosas.
De torrijas encontráis miles de recetas, casi una por cada casa, y es que no hay una receta exacta, hay mil versiones según la costumbre o gusto de cada familia. Es un postre sencillo y humilde y que no puede estar más rico. Las hay con miel, con azúcar y canela, con vino.... y las de leche, que son las que yo os traigo y que son las que más me gustan y a mi me parecen más clásicas. Como digo, para gustos los colores. Eso sí, os aseguro que estas están de vicio, jeje.
Las cantidades son un poco a ojo, según os gusten más o menos dulces. En mi caso, además, yo en lugar de azúcar las he hecho con edulcorante (eritritol) en igual cantidad y han quedado genial. No se nota nada. Vamos, que me estoy poniendo las botas estos días :))) Espero que os gusten tanto como a mí!
INGREDIENTES
- Pan para torrijas (yo lo compré pero la tradición es hacerlo con un pan de mucha miga del día anterior. Usé 6 rebanadas)
- Leche (yo la puse desnatada). En principio usé 500 ml pero luego se necesita más (después os especifico)
- Azúcar o edulcorante equivalente en igual cantidad (50 - 60 gramos. Para mi esta cantidad quedó perfecta pero dependerá de lo dulces que os gusten. A mí no me quedaron excesivamente dulces pero luego os cuento más sobre esto)
- Canela ( a mi me gusta echar muuuuucha! En rama y en polvo)
- Piel de un limón
- Huevo batido
- Aceite suave para freír
- Lo primero que vamos a hacer es infusionar la leche con el azúcar, la canela y la piel de limón. Ponemos todo en un cazo y llevamos a ebullición. Cuando romap a a hervir lo dejamos a fuego no muy fuerte un par de minutos.
- Después lo retiramos del fuego, lo colamos y lo dejamos enfriar.
- Cuando la leche esté templada-fría, regamos con ella las rebanadas de pan. Ahora os cuento lo de las cantidades. Con lo que yo puse (lo que pos he escrito en la lista de ingredientes), las rebanadas absorbieron prácticamente toda la leche (6 rebanadas gorditas). Luego tendréis que preparar algo más de leche porque para que queden bien ricas deben remojarse luego otra vez. si no, con mis cantidades, quedarán algo sosas. Así que podéis preparar más cantidad de leche desde el principio si queréis.
- Después de remojar las rebanadas en la elche un rato, las ponemos sobre una rejilla para que suelten el exceso (las mías no soltaron mucho).
- Después las pasamos por huevo batido.
- Las freímos en la sartén hasta que estén doradas y las ponemos sobre un plato con papel de cocina para escurrir el exceso de aceite.
- A continuación las podemos comer directamente o guardar para más tarde. En cualquier caso, como os comentaba antes, os recomiendo que las remojéis en más leche infusionada. Tanto regarlas para servirlas y comerlas en el momento, como mantenerlas en la leche y en la nevera hasta que lo hagáis. Esa es la clave para que cojan el punto de dulzor y canela perfectos. Y de verdad, quedan de escándalo. No pueden estar más buenas! Ñam!!!!! :)
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