Hola a todos! Estoy de nuevo por aquí después de mucho tiempo en silencio... :) 2019 fue un año escaso en cuanto a publicaciones y 2020 lleva el mismo patrón... bueno, el mismo patrón en cuanto al blog porque en todo lo demás, para qué hablar... En fin, espero que estéis todos bien, sanos y llevando estos tiempos que nos han tocado vivir lo mejor posible. Yo me he propuesto (vale, ya lo sé, esto mismo lo he dicho antes también y lo he cumplido de aquella manera, pero la intención es lo que cuenta, no?! :) ) retomar el blog. Sin volverme loca, poco a poco, en la medida de lo que pueda. Es algo que siempre he disfrutado, que me ha reportado muchas cosas buenas y que no quiero dejar. Así que bueno, petit à petit, por aquí me tendréis. De hecho, espero que este final de año sea más que solo un poco. Tengo muchas ganas de cocinar cositas ricas!
En cuanto a la receta de hoy, os traigo un pan plano o flat bread súper fácil, súper rápido y barato, crujiente y delicioso. Vuelvo a lo grande con una receta minimalista (solo 4 ingredientes de los que siempre tenemos en casa), que os va a encantar seguro :)
INGREDIENTES
- 200 gramos de harina
- 1 cucharadita de sal
- 100 ml de agua templada
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- Hacemos una bola grande y la dividimos en varias más pequeñas que, sobre una superficie enharinada, iremos aplanando con la ayuda de un rodillo y formando círculos de masa muy finos. En este punto, podemos congelar parte de ellos separados entre si por papel vegetal. Más adelante solo tendremos que sacarlos un rato antes de consumirlos y meterlos al horno.
- Una vez tengamos los panes hechos, los que no congelemos, los metemos al horno ya caliente. Yo suelo ponerlos a media altura en la rejilla con un papel vegetal y a temperatura más bien alta (no hay una temperatura fija, a más temperatura, antes se dorarán, simplemente). Algunos se hinchan más que otros, algunos nada... así que eso no es indicativo de que estén listos o no. Podéis darles la vuelta si queréis aunque a mi con la rejilla se me doran por las dos caras sin tener que moverlos. Cuando veamos que están dorados ya están listos para comer. Quedan super ricos, para platos con salsas, dips, untables... con cualquier cosa quedan bien! No os los perdáis!