Ya era hora de que os trajera mis croquetas de pollo! Bueno, vale, las de mi madre... aunque yo las he ido "moldeando" un poco a mi gusto hasta hacerlas mías, jeje. En cualquier caso, las de casa, las de siempre, estas son las croquetas que he comido siempre en mi infancia y que ahora devoran mis sobrinos como locos cuando se las hace la abuela Chumbo :) Y los papis y tíos también! Esta es la primera vez que yo se las hacía a mi alemán, y me esmeré todo lo que pude. Quedaron sensacionales. Nada que envidiar a la de Chumbi! ;) Con todo mi cariño, la receta de hoy se la dedico a mi mami, que es la culpable de que ahora me queden tan ricas a mi.
INGREDIENTES
- Restos de pollo (asado, a la plancha, etc... Esta vez yo usé un par de pechugas a la plancha que me habían sobrado. Otras veces uso pollo asado que queda riquísimo)
- Huevos
- Pan rallado
- Sal
- Para la bechamel: mantequilla, leche, harina y/o maizena (yo pongo harina y un poco de maizena), sal.
PREPARACIÓN
- No he puesto cantidades de ingredientes porque dependerá del número de croquetas que hagamos y además yo hago las croquetas un poco a ojo. La bechamel, si recordáis de esta entrada, también. Esta vez tiene que quedar más espesa que en la receta anterior, así que id echando la leche poco a poco hasta obtener la consistencia deseada. Si queda muy líquida no se podrán formar bien las croquetas y se romperán al freírlas. Si tenéis eso en cuenta, todo lo demás es muy fácil!
- Una vez lista la bechamel, picamos el pollo. A mí me gusta picado pero que quede algún trozo algo más grande. Vamos que se sepa que hay pollo ahí y no es solo aroma, jeje. Así que lo dejo a medias, para que s¡noten claramente los trocitos. En fin, al gusto.
- Una vez picado el pollo, lo mezclamos con la bechamel hasta obtener una masa homogénea y lo metemos a la nevera para que enfríe y solidifique un poco, con el objetivo de facilitar a la hora de formar las croquetas. Si tenéis prisa, lo podéis meter un rato al congelador.
- Cuando la masa esté fría y más sólida pasamos a formar las croquetas. Con cuchara, con las manos, con máquina... a mi personalmente me gusta con las manos, que se note que son caseras. No me importa que no queden todas iguales. Es más, me gusta. Yo las hago de tamaño generoso. No gigantes pero hermosas. Es de familia, jeje. Cogemos un poco de masa y la pasamos por huevo batido.
- Escurrimos y pasamos por el pan rallado dando la forma deseada.
- En este punto y antes de freír se pueden congelar. Luego no hay más que sacarlas del congelador un ratito antes y freírlas. Y apaña mucho para cuando vamos pillados con las cenas. Sobre todo con niños).
- Cuando tengamos todas las croquetas formadas las freímos en la freidora hasta que estén doradas.
- Las vamos colocando sobre papel de cocina para escurrir el exceso de aceite y para que vayan enfriando un poco, y listas para comer! Quedan maravillosas.
- Yo siempre hago pensando en guardar o congelar parte y nunca sobra. Jeje. El secreto es esmerarse con la bechamel. Con éstas últimas me esmeré bastante y quedaron alucinantes. Muy suaves y cremosas. Se deshacían en la boca. Ummm! Y claro, no sobraron :) Ñam, ñam!
Qué las disfrutéis! :)
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INGREDIENTES
- Restos de pollo (asado, a la plancha, etc... Esta vez yo usé un par de pechugas a la plancha que me habían sobrado. Otras veces uso pollo asado que queda riquísimo)
- Huevos
- Pan rallado
- Sal
- Para la bechamel: mantequilla, leche, harina y/o maizena (yo pongo harina y un poco de maizena), sal.
PREPARACIÓN
- No he puesto cantidades de ingredientes porque dependerá del número de croquetas que hagamos y además yo hago las croquetas un poco a ojo. La bechamel, si recordáis de esta entrada, también. Esta vez tiene que quedar más espesa que en la receta anterior, así que id echando la leche poco a poco hasta obtener la consistencia deseada. Si queda muy líquida no se podrán formar bien las croquetas y se romperán al freírlas. Si tenéis eso en cuenta, todo lo demás es muy fácil!
- Una vez lista la bechamel, picamos el pollo. A mí me gusta picado pero que quede algún trozo algo más grande. Vamos que se sepa que hay pollo ahí y no es solo aroma, jeje. Así que lo dejo a medias, para que s¡noten claramente los trocitos. En fin, al gusto.
- Una vez picado el pollo, lo mezclamos con la bechamel hasta obtener una masa homogénea y lo metemos a la nevera para que enfríe y solidifique un poco, con el objetivo de facilitar a la hora de formar las croquetas. Si tenéis prisa, lo podéis meter un rato al congelador.
- Cuando la masa esté fría y más sólida pasamos a formar las croquetas. Con cuchara, con las manos, con máquina... a mi personalmente me gusta con las manos, que se note que son caseras. No me importa que no queden todas iguales. Es más, me gusta. Yo las hago de tamaño generoso. No gigantes pero hermosas. Es de familia, jeje. Cogemos un poco de masa y la pasamos por huevo batido.
- Escurrimos y pasamos por el pan rallado dando la forma deseada.
- En este punto y antes de freír se pueden congelar. Luego no hay más que sacarlas del congelador un ratito antes y freírlas. Y apaña mucho para cuando vamos pillados con las cenas. Sobre todo con niños).
- Cuando tengamos todas las croquetas formadas las freímos en la freidora hasta que estén doradas.
- Las vamos colocando sobre papel de cocina para escurrir el exceso de aceite y para que vayan enfriando un poco, y listas para comer! Quedan maravillosas.
- Yo siempre hago pensando en guardar o congelar parte y nunca sobra. Jeje. El secreto es esmerarse con la bechamel. Con éstas últimas me esmeré bastante y quedaron alucinantes. Muy suaves y cremosas. Se deshacían en la boca. Ummm! Y claro, no sobraron :) Ñam, ñam!
- No he puesto cantidades de ingredientes porque dependerá del número de croquetas que hagamos y además yo hago las croquetas un poco a ojo. La bechamel, si recordáis de esta entrada, también. Esta vez tiene que quedar más espesa que en la receta anterior, así que id echando la leche poco a poco hasta obtener la consistencia deseada. Si queda muy líquida no se podrán formar bien las croquetas y se romperán al freírlas. Si tenéis eso en cuenta, todo lo demás es muy fácil!
- Una vez lista la bechamel, picamos el pollo. A mí me gusta picado pero que quede algún trozo algo más grande. Vamos que se sepa que hay pollo ahí y no es solo aroma, jeje. Así que lo dejo a medias, para que s¡noten claramente los trocitos. En fin, al gusto.
- Una vez picado el pollo, lo mezclamos con la bechamel hasta obtener una masa homogénea y lo metemos a la nevera para que enfríe y solidifique un poco, con el objetivo de facilitar a la hora de formar las croquetas. Si tenéis prisa, lo podéis meter un rato al congelador.
- Cuando la masa esté fría y más sólida pasamos a formar las croquetas. Con cuchara, con las manos, con máquina... a mi personalmente me gusta con las manos, que se note que son caseras. No me importa que no queden todas iguales. Es más, me gusta. Yo las hago de tamaño generoso. No gigantes pero hermosas. Es de familia, jeje. Cogemos un poco de masa y la pasamos por huevo batido.
- Escurrimos y pasamos por el pan rallado dando la forma deseada.
- En este punto y antes de freír se pueden congelar. Luego no hay más que sacarlas del congelador un ratito antes y freírlas. Y apaña mucho para cuando vamos pillados con las cenas. Sobre todo con niños).
- Cuando tengamos todas las croquetas formadas las freímos en la freidora hasta que estén doradas.
- Las vamos colocando sobre papel de cocina para escurrir el exceso de aceite y para que vayan enfriando un poco, y listas para comer! Quedan maravillosas.
- Yo siempre hago pensando en guardar o congelar parte y nunca sobra. Jeje. El secreto es esmerarse con la bechamel. Con éstas últimas me esmeré bastante y quedaron alucinantes. Muy suaves y cremosas. Se deshacían en la boca. Ummm! Y claro, no sobraron :) Ñam, ñam!
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